domingo, 19 de diciembre de 2010
Juan Crisóstomo Jacobo Antonio de Arriaga y Balzola fue un compositor español. Murió a las 19 años de tuberculosis.
Nació en España, Bilbao, en su casa del n.° 51 de la calle Somera (actual n.° 12). Fue bautizado el mismo día en la parroquia de los Santos Juanes. Era el octavo hijo, aunque tres habían muerto ya cuando él nació. Allí su padre, Juan Simón de Arriaga, organista en Berriatúa, le enseñó los fundamentos de la música. Su talento le lleva a convertirse en alumno de Faustino Sanz, renombrado violinista. A los 11 años ya compone y representa obras en las sociedades musicales de Bilbao.
A los 15 años su padre decide que continúe su formación en el Conservatorio de París, donde estudia violín con Pierre Baillot, armonía con François-Joseph Fétis y contrapunto con Luigi Cherubini. En dicho conservatorio fue nombrado profesor auxiliar de Fetís en 1824. Murió en París con 19 años, a consecuencia de una enfermedad pulmonar.
Su obra, de la cual sólo se habían editado los cuartetos, cayó en el olvido hasta que a finales del siglo XIX, dentro del movimiento del nacionalismo musical vasco, se convirtió en un mito más por su inmenso potencial que por sus obras terminadas. En su nativa Bilbao se construyó un teatro que lleva su nombre (Teatro Arriaga) y se levantó un monumento en su honor.
Su música se puede relacionar con Haydn y con el primer Beethoven. Tras su muerte, con algunos informes de Fétis como único material biográfico confiable, la historia de la vida de Arriaga fue mitificada y se le quisieron encontrar semejanzas con Mozart, tales como que nació exactamente 50 años después y llevó el mismo nombre (Juan Crisóstomo, como Johannes Chrysostomus Wolfgangus), aunque la coincidencia no es extraña, ya que por esa época se solía bautizar a los niños con el nombre del santo del día de su nacimiento; una de las festividades de San Juan Crisóstomo se celebraba el 27 de enero. También se le encontró una pareja precocidad, pues tocaba el violín a los 3 años y compuso su primera ópera a los 13.
De su producción sinfónica se han conservado las Oberturas Op. 1, Op. 20 y la Obertura para su ópera en dos actos Los esclavos felices, cuyo libreto escribió el célebre dramaturgo Luciano Francisco Comella. Aunque se compuso entera, es todo lo que ha quedado de ella. Su catálogo orquestal se completa con la Sinfonía en Re mayor.
Sin duda la obra más famosa de Arriaga son los tres cuartetos de cuerda, única obra que vio publicada en vida.
Otra parte importante de su producción es la obra para voz y orquesta que también comprende arias, cantatas y música religiosa, entre la que destaca su Stabat Mater para dos tenores bajos y orquesta.
Escribió asimismo algunas pequeñas piezas y estudios para piano y para violín.
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