El fundamentalismo islámico (Ética).

domingo, 19 de diciembre de 2010

La expresión fundamentalismo islámico se utiliza en Occidente para describir a diferentes corrientes políticas o políticorreligiosas ligadas al islam, a las que se designa también con otros términos como integrismo islámico o islamismo; cuya rama más violenta se denomina yihadismo y que local o particularmente se expresa movimientos como el talibán, en interpretaciones rigoristas como el salafismo, e incluso en regímenes políticos como la República islámica (Irán o Sudán) o (de un modo menos obvio dada su estrecha alianza con los Estados Unidos) la monarquía saudí y las del Golfo Pérsico. Se trata de movimientos con características distintas y a menudo opuestos, pero los términos con que se denomina en occidente a unos u otros tienden a confundirse y a intercambiarse; a lo que ayuda la visualización de elementos como la aplicación de la ley islámica (Sharia), la no distinción de los ámbitos civil y religioso o de clero y seglares, la imposición general de las prescripciones religiosas (prohibición de alcohol), el papel e incluso la vestimenta de la mujer (hiyab, burka, mujeres en Irán, feminismo islámico), el tratamiento de los homosexuales, escándalos puntuales que afectan a la relación entre Islam y Occidente, como la condena a Salman Rushdie, el asesinato de Theo van Gogh, o las revueltas por las caricaturas de Mahoma; los atentados que han tenido como objetivo ciudades occidentales y las guerras de Afganistán e Iraq.
En cuanto a los movimientos a los que se suele englobar bajo la denominación de fundamentalistas, los islamólogos suelen distinguir entre:
1. Los tradicionalistas o fundamentalistas propiamente dichos. No son un movimiento político sino una corriente ortodoxa dentro del islam, defensora de la sharia en su interpretación más tradicional. La denominación fundamentalismo no es aceptada por todos los autores, al ser considerada una trasposición de un concepto occidental. Algunos autores árabes también utilizan esta denominación, adaptada al árabe (usuliyya). Sus características esenciales, que la diferencian de los movimientos políticos designados a veces con el mismo nombre, son:

  • En materia de interpretación del islam, son defensores de la tradición. El islam no tiene clero, por lo que teóricamente cualquier creyente tiene capacidad para interpretar los textos sagrados y extraer de ellos las aplicaciones para la vida cotidiana que necesite. Es lo que se llama iytihad o esfuerzo de interpretación personal, que la doctrina islámica reconoce como algo perfectamente posible. Sin embargo, la tradición, a lo largo de los siglos, ha consagrado lo que se denomina el cierre de las puertas del iytihad; esto es, la tradición niega al simple creyente la capacidad de interpretar por sí mismo los textos sagrados y otorga esa facultad en exclusiva a los ulemas, organizados en diferentes madhabs o escuelas legales. Ante cualquier problema, el creyente debe abstenerse de hacer una interpretación propia, y acudir a un experto para que emita un dictamen o fatwa. Los fundamentalistas son defensores de esta tradición; por tanto, del poder y la omnipresencia de los ulemas como guías de la sociedad. Como tradicionalistas, son reacios a la participación de las mujeres en la vida pública, algo que el islam en sí mismo no prohíbe, pero que sí ha sido consagrado por la tradición.
  • Los fundamentalistas no se organizan como movimientos políticos que pretendan tomar el poder. No desean sustituir a los poderes establecidos sino velar por que éstos cumplan fielmente la tradición. Por eso, no se pronuncian acerca de las formas políticas ni la legitimidad de los gobernantes siempre que éstos sean fieles musulmanes y tengan en cuenta los dictámenes de los ulemas.
Entre los ejemplos más conocidos de fundamentalismo está la mezquita y universidad de Al-Azhar, en El Cairo, que trata de erigirse en tutora moral de la sociedad egipcia y que tiene gran predicamento en buena parte del mundo islámico.
2. Los islamistas son un movimiento de carácter político surgido en los años 20 del siglo XX y que alcanza su auge a partir de finales de los años 70. Se extienden sobre todo por las universidades y entre las élites cultas, tomando el relevo de los movimientos de carácter marxista o panarabista. Varias características importantes los diferencian del fundamentalismo:
  • Son contrarios a la tradición. Los islamistas se remiten a los primeros tiempos del islam y, grosso modo, reniegan del corpus doctrinal legado por la tradición. Por esa razón, son partidarios del iytihad o esfuerzo de interpretación individual, lo que necesariamente lleva aparejado una pérdida de autoridad de los ulemas. En cierta medida, los islamistas pretenden "democratizar" y descentralizar aún más el islam. En la cuestión de la mujer, los islamistas se remiten a los textos sagrados, que no niegan la participación de las mujeres en la vida pública, siempre que se ajuste a unos cánones que consideran islámicos: separación espacial de sexos, uso del hiyab. Por esta razón, suele darse la aparente paradoja de que las organizaciones islamistas cuenten con una militancia femenina muy superior al de organizaciones políticas laicas, que a menudo suelen ser deudoras del peso de la tradición.
  • Son movimientos políticos. Plantean la creación de una sociedad íntegramente islámica, que lleva aparejadas formas de Estado específicamente islámicas. Son contrarios a las monarquías, pues plantean que los gobernantes deben ser electos en algún grado, y susceptibles de ser cesados en el cargo en cualquier momento. A pesar de estas líneas generales, los diferentes grupos islamistas no tienen ideas comunes sobre qué es una forma de Estado propiamente islámica. Su teoría en este aspecto es relativamente vaga, ya que plantean que la sociedad islámica surgirá naturalmente de una umma o comunidad de creyentes sinceramente musulmana y capaz de interpretar los textos sagrados convenientemente. En teoría, los movimientos islamistas desean la superación de las fronteras e identidades nacionales de los países islámicos en favor de una identidad islámica común. Las prácticas, sin embargo, están muy ligadas a los intereses nacionales de cada organización. Los ejemplos más claro de islamismo son los Hermanos Musulmanes, una poderosa organización egipcia que ha dado lugar a réplicas en varios lugares (Hizbullah, Hamás, Refah Partisi, etc.), y el régimen de Irán. Hay no obstante diferencias importantes entre islamistas sunníes e islamistas chiíes debido a la existencia dentro del chiísmo de una cierta clericalización y debido a la importante centralidad que para estos últimos tiene la revolución iraní, ajena sin embargo a los sunníes.
  • Los islamistas se dividen en dos corrientes, una original, "moderada", representada por los Hermanos Musulmanes y afines, y otra partidaria de la violencia política que ha dado lugar a la miríada de organizaciones llamadas Asamblea Islámica o Yihad Islámico.
3. Los neofundamentalistas son un movimiento surgido del islamismo pero que conjuga los planteamientos originales de éste con los tradicionales del fundamentalismo. Son sus características:
  • Son, como el islamismo, un movimiento político. En general, tiene su origen en el ala más radical de éste, y suele citarse como una de las razones de su aparición el diferente nivel cultural de su militancia: si en los partidos islamistas el perfil del militante es urbano y universitario, con dirigentes de media o alta cualificación profesional, en las organizaciones neofundamentalistas abunda la militancia procedente de las áreas periféricas y paupérrimas de las grandes ciudades, aún muy conectadas al campo y atraídas hacia estas organizaciones a menudo a causa de su sistema de ayuda social. Es una militancia, por tanto, imbuida de una educación tradicional y fundamentalista, aunque recelosa del establishment de ulemas vinculado al poder.
  • Conjugan aspectos innovadores (islamistas) como el iytihad con interpretaciones tradicionalistas. En la práctica, ello se traduce en que no reconocen a los ulemas oficiales, pero a menudo se convierten ellos mismos en ulemas autoproclamados, con escasa formación en materia religiosa pero con un poder absoluto a la hora de emitir fatwas. Son expremadamente reacios a la participación de las mujeres en lo público. En general, sus planteamientos suelen ser de un fundamentalismo extremo y de una excasa armazón teórica.
  • Derivado de lo anterior, practican constantemente el takfir o anatema, es decir, decretan que tal persona (generalmente quienes se oponen abiertamente a ellos, así como miembros del Gobierno o de las fuerzas de seguridad) no es musulmana sino enemiga del islam, y es por tanto lícita cualquier violencia que se ejerza contra ella. El anatema es un paso que no suelen dar ni los ulemas más fundamentalistas, ni tampoco los islamistas. En general, los neofundamentalistas son movimientos muy polarizados en torno a líderes carismáticos, y con discursos y prácticas que a menudo escandalizan tanto a fundamentalistas como a islamistas.
Los neofundamentalistas son los movimientos más conocidos en occidente, ya que a esta corriente pertenecen grupos como los talibán, Al-Qaeda o el FIS argelino.
Él Islam reconoce a la mujer igual del hombre en la procreación de la humanidad. Los dos son esenciales para la vida. Su papel no es menos vital que el del hombre. Por esta razón su participación es la misma en todos los aspectos; ella tiene los mismos derechos, asume las mismas responsabilidades y hay en ella tantas cualidades y humanidad como en las de su pareja.
Es igual al hombre, al asumir responsabilidades comunes y al recibir premios por sus obras. Está reconocida como personalidad independiente, poseedora de cualidades humanas y digna de aspiraciones espirituales. Su naturaleza humana no es inferior, ni distinta a la del hombre. Ambos son miembros uno del Otro.
 Conflictos con el estado secular. El fundamentalismo islámico ha entrado en conflicto con el estado secular, basándose, principalmente, en la Declaración universal de los derechos humanos. Este conflicto se ha centrado principalmente en:
  • La prioridad de los derechos humanos y la ley civil sobre los derechos de los grupos religiosos y la religión.
  • La igualdad entre hombres y mujeres.
  • La separación entre iglesia y estado.
  • La aceptación de los derechos religiosos, incluida la apostasía.

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